actividad un nivel de esfuerzo percibido en la escala adaptada del 1 al 10. Esto permite una planificación más precisa y estructurada del entrenamiento, ayudando a mantener un equilibrio entre el trabajo físico y la recuperación.
Luego de estas sesiones planificadas, se puede realizar una encuesta utilizando la escala adaptada de Borg para que los jugadores evalúen retrospectivamente cómo percibieron la intensidad del esfuerzo durante el entrenamiento o el juego.
Esta retroalimentación proporcionada por los
jugadores puede ser valiosa para los entrenadores, ya que les permite comparar
las expectativas de intensidad con la percepción real de los jugadores. Si hay
discrepancias significativas entre lo planificado y la percepción de los jugadores,
los entrenadores pueden ajustar el plan de entrenamiento para optimizar el
rendimiento y reducir el riesgo de sobreentrenamiento o lesiones.
Por lo tanto, la combinación de la planificación previa
basada en la escala de Borg adaptada y la retroalimentación de los jugadores a
través de encuestas posteriores al entrenamiento no solo ayuda a estructurar
los programas de entrenamiento, sino que también promueve una comunicación
abierta entre entrenadores y jugadores, permitiendo ajustes más precisos y una mejor
comprensión de las demandas físicas experimentadas durante las sesiones de
rugby.
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